El gol de Martín Martínez sobre la hora fue la daga asesina que perforó el corazón "santo". San Martín ganaba y La Ciudadela era una fiesta. Pero el remate esquinado del "Chato", que no alcanzó Juan Carrera, dejó un sabor agridulce en Bolívar y Pellegrini.
"Se nos escaparon dos puntos muy importantes para seguir subiendo en la tabla. Nos vamos con mucha bronca, porque fuimos los únicos que intentamos ganar", afirmó Gustavo Balvorín, quien volvió a aportar su cuota goleadora y es uno de los artilleros del Argentino "A" con nueve conquistas.
El empate sobre la hora fue un mazazo de nocaut para el "albirrojo". En el vestuario local nadie podía ocultar su descontento con el resultado. "Hicimos todo el gasto, buscamos la victoria por todos los medios y hasta creo que podríamos haber sacado una diferencia mayor en el primer tiempo. Pero no supimos cerrar el partido y lo pagamos caro", expresó Rubén Molina, que no ocultó el malestar con el arbitraje de Luis Lobo Medina. "Acá vienen los árbitros a sacar pecho. Quieren demostrar personalidad perjudicándonos a nosotros", se quejó el volante.
El hincha "santo" preparaba el festejo, pero se fue masticando bronca. Y hasta hubo algunos que se acercaron a la puerta del vestuario para expresar su descontento con el rendimiento del equipo. Carlos Ramacciotti no se escondió. Salió a dar la cara e hizo el mea culpa correspondiente. "Entiendo que los hinchas expresen su descontento hacia mí, porque soy el principal responsable cuando el equipo no gana. Pero estoy convencido de que vamos a salir adelante", indicó el entrenador. "Nos está faltando un poquito de juego. Hicimos un primer tiempo muy bueno y pienso que, en líneas generales, fuimos superiores. Aunque creo que el empate estuvo bien", sintetizó.
Las expulsiones de Mauricio Levato y Federico Pomba complican el panorama de cara al futuro para el conjunto de La Ciudadela. "Lamentablemente perdemos dos jugadores importantes para el próximo partido", se lamentó "Rama".
Dicen que lo que no mata fortalece y en San Martín están más vivos que nunca, esperando tener revancha cuanto antes. Para sacarse la mufa y volver a creer en que la gloria es posible.